Tuve el honor de recibir un honoris causa en Humanidades por la Universidad de Miami y acompañar a los jóvenes graduados de la generación 2017 de los Colegios de Negocios e Ingeniería.
La Universidad me concedió, además, la gran oportunidad de brindar el discurso de apertura durante la ceremonia, dentro del cual quise compartir con los estudiantes algunas experiencias tanto de mi vida profesional como personal. Ver sus caras y escuchar sus comentarios fue gratificante; me llena de orgullo y felicidad pensar que estas lecciones aprendidas a lo largo de cinco décadas, pueden servir e inspirar a otros para trabajar duro y generar ideas e iniciativas en beneficio de los demás.
Gracias a la tecnología, hoy puedo compartir también con ustedes estos aprendizajes acumulados.
Quise transmitir a los asistentes un mensaje para mantener la mente abierta y una actitud positiva, aprender a equivocarse para crecer más, entender que se puede generar un impacto en la sociedad a través de los cuestionamientos y retos profesionales y comprender la importancia de siempre aportar ideas frescas y trabajar duro. Cada una de estas reflexiones las hice pensando en ellos, sin embargo, están basadas en lo que yo he vivido y en lo que sé que vivirán, porque la sociedad evoluciona, pero las experiencias se transmiten.
Qué orgullo y agradecimiento sentí al recibir un homenaje de este tipo por la Universidad de una de mis ciudades amadas: Miami, pero más orgullo sentí al pensar que tuve por la responsabilidad de expresarle a cientos de personas y ahora a ustedes, el valor de la educación como una herramienta para luchar contra la pobreza e impulsar el progreso social.
Nuestros futuros están entrelazados y en esa medida, debemos siempre cuestionarnos lo que podemos ofrecer al mundo y de qué forma podemos hacer la diferencia.
Infinitas gracias a la Universidad de Miami por darme esta gran oportunidad de estar tan cerca de las nuevas generaciones.