América LatinaCisnerosVenezuela

Tras la muerte de mi padre, Diego Cisneros, surgió en mí la necesidad de cumplir su deseo de recuperar la historia de nuestra familia. Fue así como, junto con un grupo de reconocidos investigadores, iniciamos un largo camino que derivó en la publicación del Libro “Los Cisneros. Rostros y Rastros de una Familia (1570-2015)”.

Sin duda, una de las historias que surgieron y que nos llenaron de especial orgullo familiar, es la de mi tía, la Madre Carmen Elena Rendiles Martínez, fundadora de la congregación de las Siervas de Jesús en Venezuela, cuya obra dedicada a dar a conocer a Jesús vivo y presente en la Eucaristía, la oración y a la educación, fue reconocida con el título de “Venerable” por Su Santidad el Papa Francisco en julio de 2013.
Hoy, resurge nuevamente un profundo orgullo y alegría en la familia, al tener la noticia de que el Sumo Pontífice ha dado su aprobación para la beatificación de la Madre Carmen, quien se convertirá así en la tercera beata en la historia de la Iglesia Católica en Venezuela, y la primera de origen caraqueño.

La Madre Carmen fue la tercera hija del matrimonio formado por Ramiro Rendiles y Ana Antonia Martínez. Nació sin el brazo izquierdo, circunstancia que nunca le impidió lograr cada una de sus metas y ayudar al prójimo.

Desde joven experimentó la inquietud hacia la vida religiosa y el 25 de febrero de 1927 fue admitida a la congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, siendo nombrada superiora de la orden en el país en 1946.

Más tarde, discrepancias con las hermanas francesas, quienes deseaban transformar a la congregación en un instituto secular, condujeron a la separación, lo que hizo que la Madre Carmen constituyera el 23 de noviembre de 1965, una nueva congregación religiosa llamada “Siervas de Jesús”.

El trabajo que realizó con las “Siervas de Jesús” dejó huella de dedicación, humildad, amor al prójimo y fe. Su labor se extendió en varias ciudades y regiones del país como Caracas, Miranda, Valencia, Margarita, San Cristóbal, Mérida; al igual que lugares de otros países como San José de Cúcuta y Bogotá en Colombia y Quito, Ecuador.

Gracias a esta labor, en 1995 se inició la fase diocesana de la Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva De Dios Madre Carmen, cuya fama de santidad ya desde su muerte era más que evidente.

Luego del decreto de Venerabilidad de la Madre Carmen del 2013, en 2014 se constituyó en Caracas el tribunal eclesiástico que estudió el presunto milagro atribuido a su intercesión. Se trató de una médico cirujana quien perdió el movimiento completo del brazo izquierdo a raíz de una fuerte descarga eléctrica, lo que le impedía seguir operando. Sin embargo, el movimiento de su brazo fue recobrado instantáneamente a partir de la oración, con la intercesión de la Madre Carmen.

En 2015 se inició la fase Romana del milagro, habiendo cumplido todos los requerimientos canónicos, superó con éxito la Junta Médica, la sesión de Teólogos y la de Cardenales que atribuyeron a causas inexplicables a la ciencia, la curación del brazo de Trinete Durán.

La canonización de la tía Carmen es para nuestra familia un recordatorio de la necesidad de ayudar al prójimo y de mantener la vocación por impulsar la educación y el bienestar de las comunidades en nuestra región, y nos compromete aún más en hacer honor a su labor de la mejor forma posible, a través de la acción.