“Detrás de un tratado de libre comercio existe el propósito limpio y honrado de unir a los seres humanos”… Escuché esta frase del economista peruano Hernando de Soto y me pareció que describe perfectamente el espíritu de la integración regional que durante décadas hemos buscado en América Latina.
Es cierto que a lo largo de los años hemos realizado diversos intentos por lograr la integración, firmando una gran diversidad de acuerdos comerciales y de cooperación, pero hasta ahora no hemos alcanzado ese objetivo. Es por ello, que durante mi participación en un foro con líderes empresariales de América Latina recientemente hice énfasis en los factores que considero esenciales con miras a lograrla, como el establecimiento de objetivos compartidos, visión de futuro, capacidad para asumir compromisos, liderazgo, una normatividad clara, mecanismos de aplicación eficientes y sobre todo, voluntad política sostenida.
Un ejemplo de lo que debemos aspirar lo constituye la Alianza del Pacífico, porque considero que este acuerdo firmado por Chile, Colombia, México y Perú es quizá el esfuerzo más cercano a lo que debería ser una integración real en la región.
Esta alianza que busca lograr progresivamente la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, y comienza a dar desde ya, pasos claros y firmes hacia esa dirección, con la eliminación de visado entre sus miembros y los planes de apertura de embajadas conjuntas. Se trata sin duda, de un gran ejemplo de visión a futuro y unidad rumbo a un fin común para nuestro continente que debemos seguir con atención y ayudar a replicar.